¿Qué hacemos? Estamos a tiempo de mitigar la huella de carbono
La huella de carbono es el volumen de gases que producimos con nuestras acciones y que aceleran el calentamiento global. ¿Estamos a tiempo de reducirla? La respuesta es sí, y te contamos cómo
Cada vez que accionamos, cuando trabajamos, nos trasladamos e incluso cuando nos divertimos, emitimos gases (CO2). Estas emisiones surgen de las distintas actividades económicas de manera directa e indirectamente y se acumulan en la atmósfera generando el recalentamiento global. Son la puerta de entrada al cambio climático. Una gran preocupación mundial. Pero aún estamos a tiempo de reducirlas.
Te contamos aquí las implicancias del ciclo de la huella, los tipos de emisiones que existen, cómo podemos compensarlas, cómo limitar las emisiones y hasta de qué manera calcularlas.
Además, te mostramos el gran trabajo que ya llevan adelante algunas fundaciones, como la ONG Argentina Banco de Bosques, que ya lleva recuperadas más de 130.000 hectáreas de bosques y cerca de 28mil toneladas de CO2 compensadas.
La huella que no deberíamos dejar
La huella de Carbono es un indicador ambiental. A través del cálculo del mismo podemos saber qué daño estamos generando con nuestras acciones. Somos responsables de las emisiones que hacemos en forma individual, así como también de las emisiones que surgen de las distintas actividades económicas: transporte, industria, energía, agropecuarias y otras.
Dentro de los gases que se emiten por las distintas actividades, relacionadas en su mayoría con venta de productos o servicios, hay dos tipos de emisiones.
Por un lado las emisiones directas, que son los gases emitidos directamente por la actividad, por ejemplo el humo que genera la chimenea de alguna fábrica.
Y por otro, las emisiones indirectas, aquellas que surgen de lo que hace que la organización funcione, como el uso de la electricidad, por ejemplo.
Todas estas emisiones tienen una alta concentración de dióxido de carbono (CO2), siendo éste de los principales gases que generan el efecto invernadero. Empresas, industrias y hasta nosotros como individuos, podemos tomar conciencia del daño de nuestras acciones, midiendo el indicador de nuestra huella.
Con una ecuación sencilla, en donde se mide el dato de actividad (la acción que genera emisión) por el factor de emisión (la cantidad que se emite), se accede al cálculo de la huella que estamos dejando. Medir la huella puede ser el primer punto de partida para empezar a mitigar el problema.
Las emisiones más graves y que más han contribuido al calentamiento global, son sin duda, las de dióxido de carbono (CO2), que generalmente surgen de las emisiones directas que llevamos a cabo (consumo de combustibles fósiles, fugas no intencionadas, etc.). Pero también existen otros tipos de gases emitidos como: Metano (CH4), Ozono (O3), Clorofluorocarbonos (CFC), etc.
Hay un compromiso mundial, asumido por más de 197 países, en la Convención de Las Naciones Unidas sobre el cambio climático , que entró en vigencia en 1994, para trabajar en conjunto, con líneas estratégicas y mitigar los efectos de la huella.
En Argentina, existe un Plan Nacional de Mitigación , punto de partida para frenar el cambio climático y que da muestra de toda la información de nuestro país respecto a las emisiones de gases y comunica sobre lo que se está trabajando en relación a la temática.
Compensar, el paso que debemos dar.
Pero mitigar la huella está aún en nuestras manos. Estamos a tiempo de analizar el factor de la emisión, obtener el cálculo de la huella y tratar de transformarlo. Si bien parece un objetivo lejano, ya hay muchas organizaciones trabajando para compensar alguno de los estragos de nuestro paso.
En Argentina, la Fundación Banco de Bosques es una de ellas. Con presencia en 8 ecorregiones, lleva 4 bosques salvados, más de 130.000 hectáreas.
Guiada por el programa ONU – REDD, trabaja para la reducción de emisiones por deforestación y degradación de los bosques. Uno de los tantos mecanismos válidos para la lucha contra el cambio climático y contra las emisiones de gases de efecto invernadero.
Con el aporte de empresas e individuos, lleva más de 27.548 tn co2 compensadas, salvando m2 de bosques nativos. El principal objetivo es limitar el desmonte, salvar los habitantes de ese ecosistema y potenciar su uso sustentable para las comunidades de la zona.
La base de su trabajo está en recuperar bosques deforestados, entendiendo que “nuestros bosques no sólo generan oxígeno, además son grandes sumideros y reservorios de carbono de nuestro planeta. Protegerlos de su desmonte significa evitar que miles de toneladas de CO2 sean liberadas a la atmósfera”
Ante la pregunta ¿Qué hacemos? Desde Life Seguros nos ponemos el propósito de acompañar estas acciones, compensando la huella, protegiendo la vida de todo lo que nos rodea.